Emerge entonces algo que podría confundirse con la nostalgia y la vida que se marchita. El tema rural, la sabiduría popular como forma de conocimiento aparecen como una estaca de la memoria y como el lazo que nos ata a la familia. Pero no se trata de un regreso bucólico o de una reivindicación del pasado. La ironía filosa que caracteriza la escritura de Coto atraviesa esas postales con saetas de humor, cargado de cierta amargura, disecando así las estructuras míticas de nuestra sociedad.
