Diría que el silencio tiene una intensidad lentísima y que se encuentra siempre perforado por su propia imposibilidad. El silencio es una de esas palabras, como la nada y el olvido, que son difíciles de enunciar positivamente, pues se les considera la contraparte o la negación del sonido, del ser y de la memoria. Sin embargo, el silencio siempre se presenta entre sonidos. Lo mismo ocurre con el olvido que solamente aparece una vez que recordamos lo que creíamos olvidado. También sucede con la nada que remite a algo.
