Al esculpir la piedra y manejar una máquina mortal que en un segundo llega al hueso, el cuerpo tiene que estar bien posicionado en el suelo negando la gravedad a … Continúa leyendo 8.0

Al esculpir la piedra y manejar una máquina mortal que en un segundo llega al hueso, el cuerpo tiene que estar bien posicionado en el suelo negando la gravedad a … Continúa leyendo 8.0
Mi papá había dicho que quería descansar para siempre en las playas de Guanacaste. Decidimos hacer varios viajes a la playa con la gente que amó (a mi papá lo amó mucha gente). En cada viaje esparcimos un poquito de cenizas y realizamos un pequeño ritual para recordarlo.
La creación poética es justamente la puesta entre paréntesis del cálculo racional práctico mediante una técnica que, en el caso de la poesía, por medio del ritmo de composición de las imágenes-metáfora, nos orienta hacia un aspecto olvidado de la realidad. No la realidad solidificada, sino el impulso, el movimiento mismo de la realidad.
Emerge entonces algo que podría confundirse con la nostalgia y la vida que se marchita. El tema rural, la sabiduría popular como forma de conocimiento aparecen como una estaca de la memoria y como el lazo que nos ata a la familia. Pero no se trata de un regreso bucólico o de una reivindicación del pasado. La ironía filosa que caracteriza la escritura de Coto atraviesa esas postales con saetas de humor, cargado de cierta amargura, disecando así las estructuras míticas de nuestra sociedad.
Playa Montezuma era el camino conocido, pasando el hotel Ylang Ylan llegamos a ese riachuelo idílico que desemboca en el mar. Luego nos internamos un poco en la montaña por el sendero El Sueño Verde, que es parte de la Reserva Natural Nicolas Wessberg. La tierra que hoy es reserva fue antes la finca de Nicolas (Olof) Wessberg y Karen Morgensen, un matrimonio de europeos que vinieron al país en 1955.
La experiencia de esta nueva exploración de nuestra democracia y nuestra nación es poco innovadora y definitivamente ahistórica, llena de peso ideológico perpetuada por un presentismo y una tradición discursiva triunfadora desde el 48 en el que la violencia y la confrontación política no existen o que la hemos resuelto a través de las elecciones y las instituciones.
No vivíamos en el mismo barrio, tampoco nos encontramos en París o en Madrid, no íbamos al mismo colegio, ni siquiera estudiábamos la misma carrera universitaria. Eso sí, puntuales, a las nueve de la noche, íbamos llegando por los bares de la Calle de la Amargura, La Villa de Tilín, La Maga de los Dota o Las ventanas de aquel francés cuyo nombre se me ha olvidado; el punto de encuentro cualquier mesa, cervezas y conversaciones infinitas que espantaban la soledad y estimulaban el entendimiento.
Cada cual maneja el asunto como puede, pero en el caso de Fila, el alivio está en la lancha y los amigos que, al igual que él, ahorran todo lo que pueden para escaparse de vez en cuando a pescar en las profundidades del río Colorado. Fila, el hombre de los peces, sabe que cualquier esfuerzo vale la pena cuando la recompensa es desaparecer un rato entre garzas azules y la misteriosa belleza de los yolillales.
La epistemología histórica propone una mirada multifocal y pragmática, orientada a entender cómo el conocimiento se produce –con sus propias credenciales de validez– a partir de condiciones materiales, cuya diversidad puede ser tan amplia como los contextos mismos en donde se hace ciencia.
So basically, logramos ver menos de lo que creemos. Incluso es posible agregar que, al ver nuestra propia imagen todo el tiempo (as inaccurate as this might be), se nos escapan los cambios minúsculos que ocurren día a día y año con año, evidencia irrefutable de la existencia del tiempo. La idea de una persona cuya autoimagen es más joven de cómo es percibida por los demás se encuentra, al menos, en mi top 10 de fantasías aterradoras.
El ethos policiaco y punitivo de nuestra época se despliega con toda naturalidad en un edificio que fue conscientemente diseñado para sofocar y neutralizar el disenso, para eliminar cualquier acto que signifique una amenaza concreta (o imaginaria) a la democracia, ese mito encarnado, para bien y para mal, en la carne y en la piedra.
La incapacidad del costarricense de deleitarse en sus debates o encontrar la belleza en la polémica y en el intríngulis sobre qué es bello y qué no, qué es mejor y qué es peor, qué merece premiarse y qué no, lo veo como un desprecio al diálogo mismo, un desprecio al arte de pelearnos el terreno de lo que más importa.
Tal vez esta sea la trampa de Dostoyevski, quien nos hace sentir compasión por un monstruo, a quien presenta como un hombre sensible que con humor y amor nos lleva de la mano a recorrer el infierno, la pestífera atmósfera de una cárcel inclemente, el tedio, los tiempos muertos, el frío glacial, el hospital, el resentimiento de clase experimentado entre los presidiarios pobres y los nobles, el odio empozado, las riñas a puñal, los castigos ejemplarizantes y salvajes.
En El marido de mi madrastra, Aurora Venturini nos deja en evidencia que a Borges aún le hizo falta un paso para mostrar las últimas consecuencias de su máxima. Al leer esta colección de cuentos, nos sentimos como el protagonista de There Are More Things al ver esos extraños muebles. Pero no es el menaje lo que sentimos ajeno en los cuentos de Venturini, sino algo más fundamental, más omniabarcante: el lenguaje.
Yo no preño a nadie. Mi filia no es la del padrote en la pocilga (y que conste: no le llamo despectivamente ‘cerdo’ a Deleuze, sé que no se enojará, no quien reconoció su y nuestra condición de larvas; por el contrario, abrazo y aplaudo a mi colega sofófilo).
Quizás sí deseamos confundir el amor con el vínculo, quizás porque nos imaginarnos diluyendo la diferencia, al fin. Pero la alteridad no es superada en el amor, es del todo insuperable. Tu modo de encontrar el mundo y gesticular la experiencia, la metáfora de tu otredad es lo que inspira mi contemplación.
Todo eso empezó a girar por mi mente cuando vi las fotos de esta pequeña señora con grandes anteojos y mirada risueña y orgullosa, acaparando unos momentos de importancia muchos años de años después de que su vida atravesara eventos y peripecias sin que nadie tuviera aún el afán de prestar atención a tal recuerdo, como si estuvieran esperando simplemente a ver quiénes llegaban al final, a los últimos diez; es ahí donde se vuelve emocionante.
Si alguien ha escrito unas memorias de forma magistral, ese ha sido el filósofo Claudio Gutiérrez. Su logro es tan eximio que me atrevo a colocarlo a la altura de las mejores exposiciones del género autobiográfico del que tengo conocimiento.
La imagen, sin duda, es muy potente: un indefenso pasajero acorralado por un insecto que tiene miles de años de habitar el planeta; encerrado, además, en la oscuridad de un autobús que embiste los peligros de una carretera que la neblina borra a grandes mordiscos.
Iré contrasentido y diré que la existencia es Caos. Que Eros es aquel impulso ordenador, la interpretación. Y Cosmos, la comprensión -o, aun mejor- un círculo de sentido.
John Lennon / Plastic Ono Band es el mejor álbum de Lennon, el mejor álbum de un beatle solista, el mejor álbum de 1970 y uno de los mejores álbumes de todos los tiempos. Grabado entre los estudios Ascot y Abbey Road, contó con la colaboración de Yoko Ono en la coproducción, labor que en parte también asumió Phil Spector, quien a su vez se encargó de las mezclas finales.
La dirección de la investigación científica complementada con una rigurosa reflexión de su historia conceptual sugerida por Agre no es precisamente el enfoque mayoritariamente practicado. Su contribución científica es honda porque no pretendió llevar a cabo un análisis filosófico de la inteligencia artificial con tintes fenomenológicos, sino intervenir en la misma investigación cognitiva oponiéndose a una serie de presupuestos de raigambre filosófica que se daban por sentado.
A veces uno sabe qué escribir y que no. A veces uno tiene cosas que decir, y a veces no. Cuando tenemos que decir algo que es muy importante, las palabras son débiles y miserables. No nos aman. Nos desprecian por ser tan irracionales.
Más que recuerdos, lo que tengo es la imagen del recordar mismo: cosas sueltas, fragmentadas, faltas de una narración que las termine de coordinar. Escombros bajo las cuales esperamos que algo siga aún con vida.
The Blazing World (el de Hustvedt, no el de Cavendish) es un libro que logró descolocarme y por mucho tiempo no supe exactamente por qué, ya que el libro está plagado de temas llamativos para mí (género, arte, literatura, etc…).
En un partido podemos tener al villano, al héroe, al mentor, al trotamundos y hasta al embarcador. El mismo desarrollo del cotejo nos deja intuir arcos narrativos como la vendetta, la redención y hasta el regreso a casa.
Ahora tomaré una idea prestada y escribiré un pequeño testimonio, o una pequeña carta, acerca de lo que Mabel dejó como huella en mi vida durante unos breves, pero significativos años.
Cabe pensar en triunfos pretendidos, en victorias que no son más que derrotas definitivas, donde la gesta en cuestión no se trataba, al fin y al cabo, del juego más decisivo. Por ello, la lentitud y el caminar nos instruyen, en tanto categorías sobre todo éticas, acerca de una forma de concebir la existencia que imponen el ritmo adecuado para trazarnos nuestra propia senda.
Sentado solo, cerca de la barra, escuché a varios comentar el asesinato. Me quedé en silencio. No comenté al respecto. Me quedé pensando en aquella entrevista que nunca transcribí.
Pero he de decir que, si para Kierkegaard la superioridad de el “Don Giovanni” de Mozart estaba por encima de cualquier otra obra musical, es justo intentar defender, asimismo, que el Mall San Pedro está por encima de cualquier otro mall, sin discusión, para cualquier época.