Si las fuerzas ucranianas se mantienen firmes y detienen el movimiento de pinzas que, desde Mariúpol en el sur y Luhansk en el noreste, los rusos intentarán cerrar a espaldas de los defensores del frente del Dombás, la desmoralización del ejército de Putin, el altísimo coste económico de la guerra y el lento pero constante fortalecimiento de las tropas ucranianas (un objetivo a conseguir por medio de la movilización de sus reservas y la ayuda militar recibida de Occidente), no le dejará a Putin más opción que buscar una excusa con que enmascarar la derrota y poner fin a toda acción ofensiva.
